Mauricio Macri no da el brazo a torcer. Para la Casa Rosada, definitivamente no hay «Plan V».
«Yo ya he dicho que voy a ser candidato a presidente», insistió por enésima vez el Presidente en la entrevista con Radio Fónica de Rosario que había cancelado más temprano y que al final concedió a las 4 de la tarde.
Macri estuvo todo el día en su despacho de Casa Rosada casi sin agenda oficial: solo recibió por unos minutos al director general de Puertos. El resto del jueves lo dedicó a monitorear los mercados, la escalada del riesgo país y la suba del dólar -llegó a superar los $47 y cerró a $45,90-, que alcanzaron sus máximos niveles desde que asumió la Presidencia.
«Los mercados hoy dudaron de la Argentina»,
se sinceró el mandatario en la radio rosarina.
El Gobierno trató de mostrar parsimonia ante la crisis financiera que volvió a sacudir este jueves los mercados y perforó el techo del dólar. En Casa Rosada no hubo reuniones de urgencia. El jefe de Estado, de hecho, se fue por casi una hora a un evento personal del que no trascendieron detalles.
Incluso Jaime Durán Barba entró sonriente a la Casa de Gobierno pasado el mediodía -la tercera vez en una semana- y subió al primer piso. Se reunió durante un rato con Marcos Peña y Fernando de Andreis, y participó unos minutos del almuerzo semanal que el jefe de Gabinete compartió con el resto de los ministros.
Ante el gabinete, el asesor ecuatoriano hizo un repaso por las últimas encuestas. El Gobierno se había estremecido la semana pasada con la filtración de una encuesta que la consultora Isonomía había encargado para algunos de sus clientes privados y que ubicó a Cristina Kirchner nueve puntos arriba de Macri en un hipotético ballotage.
Durán Barba aprovechó la presencia del gabinete para hacer catarsis por esos números.
Para el Gobierno, la filtración de esos números tuvo un efecto dominó, en momentos en que el oficialismo buscaba aliviar el agobio inflacionario con el paquete de medidas destinadas a reactivar el consumo y paliar la crisis. Es más: el objetivo de bajar el índice de inflación de abril -el de marzo fue de 4,7%- podría verse complicado por la suba del dólar.
De todos modos, en la Casa Rosada no se prevén cambios. Al menos por ahora. Es cierto que en el entorno presidencial esperaban que las turbulencias financieras y cambiarias más severas se registraran hacia junio, más cerca de la confirmación de las candidaturas. El crecimiento de la popularidad de la ex Presidenta adelantó el tembladeral.
La crisis cambiaria de fines de agosto del año pasado obligó a Macri a recortar su gabinete y a desprenderse de Mario Quintana, hasta ese momento uno de los funcionarios más poderosos del gabinete, para refugiar a Peña, el ministro más influyente de la administración.
No hubo, como aquella vez, encuentros de urgencia en Olivos, debates en el seno de Cambiemos, presión de la UCR o conversaciones cruzadas con Elisa Carrió.
Sí volvieron los canales de televisión a los móviles en vivo en la puerta de Casa Rosada con el minuto a minuto de los movimientos de rutina presidenciales. Un síntoma de la psicosis colectiva que vuelve a repetirse. Esta vez en plena campaña electoral.
Ahora, desde el Gobierno aseguran que Macri no piensa en meter mano en su equipo: la Casa Rosada insiste en que los temores no se deben al programa económico si no a la campaña electoral y al posible regreso de Cristina Kirchner, que la ex mandataria volvió a alimentar en estas horas con la aparición de su libro «Sinceramente». «No creo que lo vaya a leer, no está en mis prioridades», dijo el jefe de Estado en el reportaje con la radio santafesina.
En medio de esas urgencias, Macri volvió a desactivar públicamente el plan de emergencia con el que el círculo rojo insistió en esta semana.
El martes, en el almuerzo del CICYP en el Hotel Alvear, los empresarios que el lunes se reunieron con el Presidente para escuchar su agradecimiento por el «pacto de caballeros» en torno al programa «precios esenciales» le preguntaron dos veces a María Eugenia Vidal si no quería ser candidata a presidenta. La gobernadora bonaerense dijo que no.
A última hora, la mandataria se corrió hasta Morón, en el Conurbano bonaerense, para reunirse con una veintena de vecinos desencantados con el macrismo, una nueva modalidad de encuentros semanales que inauguró hace un mes. En los anteriores eventos, en Tres de Febrero, Vicente López o Lanús, escuchó los airados reclamos por la crisis del programa económico.
El Gobierno está dispuesto a resistir las presiones. Para los mismos meses del 2015, recordaban hoy en Casa Rosada, el círculo rojo pedía a gritos una alianza con Sergio Massa. En esos días los números eran incluso peores para Macri que los de ahora. La diferencia es que Cambiemos no era gobierno. Y no estaba atravesado por la fenomenal crisis económica de estos tiempos.
Ante ese panorama, la consigna oficial es una sola: resistir hasta el cierre de listas.